El
juego es una actividad de difícil clasificación y caracterización, pues existe
en muchas modalidades, lo que es evidente es que en todas las actividades de
juego, quienes lo realizan encuentran placer en ejecutarlas y le dan
continuidad dada la satisfacción que produce. La psicología actual atribuye una
gran importancia al juego en el desarrollo del niño y resulta ser necesario
para un crecimiento sano. Las explicaciones del origen del juego subrayan los
aspectos que lo caracterizan, y se pueden dividir en cuatro teorías: del exceso de energía donde el juego es el
ejercicio artificial de energías que a falta de su ejercicio natural, llegan a
estar tan dispuestas a gastarse que se consuelan con acciones simultadas; de la
relajación donde los individuos usan
el juego como actividad de relajación
para recuperarse de otras actividades que producen fatiga; de la recapitulación; donde el juego representa el desarrollo de la
historia de la especie humana y el niño realizaría actividades que nuestros
antepasados hacían hace mucho tiempo; y del preejercicio, la más aceptada y que sostiene que el juego consiste
en un ejercicio preparatorio para el desarrollo de las funciones necesarias
para los adultos, siendo una actividad necesaria para la maduración
psicofisiológica y es un fenómeno ligado al crecimiento; la finalidad del juego
está entonces en sí mismo, en la realización de una actividad que produce
placer. Piaget señala algunas características fundamentales del juego: es una
actividad desinteresada, tiene una espontaneidad en oposición al trabajo, es una actividad que proporciona placer de
utilidad, carece de la estructura organizada del pensamiento serio, y es una
actividad sobremotivada. En el juego predomina la asimilación sobre la
acomodación; se incorpora una realidad a los esquemas pero no se preocupa de
adaptarse a esa realidad. La realidad se somete a las necesidades del yo y no
viceversa, pero aún así se aprenden características de la realidad. Para
Bruner, el juego es un modo de aprender de las consecuencias de las acciones en
una situación menos arriesgada, se puede hacer cualquier cosa sin perseguir un
objetivo y sin experimentar ninguna frustración. Los animales también presentan
periodos de juego, esto con la finalidad de adaptación, ya que se adquieren
conductas importantes para la supervivencia. La diferencia radica en que los
humanos no dejan de jugar a cierta edad y, además, juegan con otras especies
animales. Piaget diferencia tres tipos de juego conforme van apareciendo: juego de ejercicio, que consiste en
realizar actividades que el niño ha logrado en otros contextos con fines más
adaptativos, pero realizándolas por puro placer; ligado a la parición de la
función semióntica el niño comienza a realizar actividades en las que utiliza
símbolos, como si estuviera realizando actividades, es el juego simbólico; los juegos
de reglas que son exclusivamente sociales, caracterizados porque están
definidos por reglas y los juegos de
construcción, que participan en el simbolismo lúdico pero también sirven
para la realización de adaptaciones o de creaciones inteligentes.
Bibliografía
Delval,
J. (1999) El desarrollo Humano. Madrid:
Ed. Siglo XXI.