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lunes, 14 de mayo de 2018

Ensayo: Factores determinantes en el desarrollo de las relaciones sociales (Sigmund Freud y Alfred Adler)

Este ensayo fue un trabajo presentado para la clase de Teorías de la Personalidad impartida por el Dr. Guillermo DeLahanty Matuk, en el 3er semestre de la carrera de Psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

Introducción
En este presente trabajo, se abordarán conceptos que nos ayudarán a entender aspectos por los cuales una persona puede relacionarse socialmente, conceptos que están relacionados con su personalidad y en todo caso, el desarrollo de su identidad. Tomaremos como base, teorías de la personalidad desarrolladas por autores vistos en clase. Para abordarlo, la relación social consiste en la realidad inmaterial (espacio-tiempo) de lo interhumano, aquello que está en los sujetos agentes, constituye su orientar y obrar recíproco, distinguiéndose de lo que está en sus actores considerados como polos o términos de la relación. Esta “realidad entre” hecha de elementos objetivos y subjetivos define tanto al distancia como la integración de los individuos respecto a la sociedad, de ella depende en qué forma medida y cualidad el individuo puede distanciarse o implicarse respecto a otros sujetos, a las instituciones y las dinámicas de la vida social en general. Para observar esta “realidad entre” con sus componentes han sido necesarias muchas distinciones y desarrollos de pensamiento que se han ido produciendo de forma gradual a lo largo de la historia. La relación social, si bien es un campo de estudio con un enfoque mucho más sociológico, tiene repercusión también en el ámbito del estudio propio de la psique. Más específicamente, pretendo hacer un enfoque psicoanalítico de la relación social, desde dos vertientes opuestas: las teorías de Freud y Adler.  
La relación social   
Las obras de Freud tienen un interés particular en el ámbito de las relaciones sociales, a pesar de que se le desvalorice acusándolo de tener una noción de reduccionismo en lo biológico y psicológico, pero Freud en realidad establece un fuerte vínculo ente las nociones de lo físico, lo psicológico y lo social.  De hecho, Freud, afirma que lo psíquico tiene un doble origen: lo físico, y lo social. En el extremo físico están las pulsiones, la energía  sin destino ni objeto prefijados que busca satisfacción  mediante la descarga de la tención que producen. La cultura va constituyendo el destino y objeto de descarga de éstas pulsiones, así como las normas que limitan la descarga de las mismas. Este proceso es el resultado de las transacciones realizadas por el Yo frente a los deseos del Ello y las restricciones  del Superyó.  (Izquierdo, 1996) Para esto,  Freud afirma que las relaciones del individuo con sus padres y hermanos, con la persona de objeto de su amor y con el médico, todas aquellas que hasta ahora han sido objeto de la investigación psicoanalítica, pueden aspirar a ser consideradas como fenómenos sociales, situándose en oposición a ciertos procesos denominados narcisistas, en los que la satisfacción de los instintos elude la influencia de otras personas o bien prescinde de éstas en absoluto.  (Freud, 1921) Así, tenemos que un factor importante en el desarrollo de la relación social del individuo es prescindir del comportamiento narcisista. Sin embargo, afirma que el impulso social no es primario, estas relaciones se dan bajo la influencia de una única persona o un pequeño número de éstas sobre el individuo, quien ha dado gran importancia a éstas personas. Lo importante aquí es esa influencia de las personas que le unen en ciertos lazos, pero que fuera de esto, pueden serle completamente ajenas desde otros puntos de vista. A pesar de que puede parecer que el pertenecer a un grupo social por determinada razón tenga que ver con instinto especial, este instinto no   es latente en otras situaciones. Por sí sólo en el alma humana, no despierta un instinto irreductible, su formación más bien se da en círculos más limitados, como la familia. Perteneciente a una masa o multitud, el individuo adquiere ciertos caracteres que son el lazo que une a las partes de un todo, el fundir en una unidad la masa. Estos caracteres, en comparación con los que podrían estructurar a una persona aislada, tienen la posibilidad de suprimir las adquisiciones individuales de cada uno de los miembros, dice Freud (1921) “Lo inconsciente social surge en primer término, y lo heterogéneo se funde en lo homogéneo. Diremos, pues, que la superestructura psíquica, tan diversamente desarrollada en cada individuo, queda destruida, apareciendo desnuda la uniforma base inconsciente, común a todos. De este modo, se formaría un carácter medio de los individuos constituidos en una  multitud. (…) El individuo que entra a formar parte de una multitud se sitúa en condiciones que le permiten suprimir las represiones de sus tendencias inconscientes”  El pertenecer a un grupo social hace que un individuo adquiera caracteres nuevos que no son más que exteriorizaciones del inconsciente individual, y la desaparición de un sentido de responsabilidad habla acerca de una pérdida de la angustia social. Dentro de un grupo social existe también un contagio social, los sentimientos actitudes son a tal punto contagiosos de modo que un individuo puede sacrificar su interés personal por el colectivo, actitud contraria a la naturaleza y que sólo se da dentro estando de una multitud. Esta actitud de contagio es efecto de la sugestibilidad, factor donde la actitud consciente del individuo desaparece, quedan abolidas ciertas facultades y pueden ser llevadas a un extremo grado de exaltación. Vemos entonces que otro factor importante en el desarrollo de una relación social, especialmente en una multitud o grupo, es la formación de un carácter donde se adquieren  actitudes que desintegran las represiones del inconsciente, dando paso a actitudes que pueden llegar a compararse con un estado de hipnosis.
Alfred Adler, discípulo y por un tiempo asociado de Freud, le da mucha más importancia a la relación social del individuo, pues sus postulados dentro de su teoría de psicología individual concibe que el interés social es piedra angular de la motivación humana. Según su teoría, las personas nacen con cuerpos débiles, inferiores, una condición que provoca inferioridad y dependencia. Por ello, el sentimiento de unidad con los demás es intrínseco a las personas y una condición primordial de la salud psicológica. En su teoría, desarrolla una noción teleológica, la cual concibe la existencia de objetivos en la vida psíquica. Contrario a la noción de Freud, la necesidad de afecto del niño se dirige a las otras personas, y la satisfacción depende de entonces del interés social. La necesidad afectiva se convierte entonces en clave de la educación y la cultura, el impulso del niño se debe satisfacer con provecho para la integración del niño en la sociedad humana. Para Adler entonces, la motivación humana está determinada por la relación social. La psicología individual de Adler concibe el término no como la psicología de un solo individuo, sino más bien de la relación de los individuos. Para la psicología individual, en base de la neurosis está el sentimiento de inferioridad, sobre compensado con el afán de superioridad o de notoriedad. Los sentimientos de inferioridad pueden ir acompañados con una minusvalía de órganos, tal y como las primeras teorías de Adler postulaban, pero esta idea fue desechada después, de modo que no es una condición necesaria ni suficiente. Adler opina que  persona con disposición neurótica posee hipersensibilidad percibir denigraciones reales o imaginarias, y a partir de esta inferioridad nace una distorsión de la vida emocional, y el neurótico ya no es capaz de relacionarse con los demás de manera natural y en modo de compensación, el individuo trata de alcanzar triunfos vacios engreídos o vanidosos, desembocando en avaricia, rencor, crueldad, etc. En este ámbito, podemos concebir que un factor determinante de las relaciones sociales es la tendencia a la disposición neurótica, y una mala compensación del sentimiento de inferioridad puede llevar a la neurosis y los comportamientos que generalmente dificultan estas relaciones. Para cuando la teoría de Adler estuvo en un punto más elaborado, dejó atrás todas las nociones de pulsiones y relaciones dinámicas del organismo para dar paso a una visión social del individuo, dando a entender que el ser humano no se puede entender por sí mismo, solamente en conjunto de sus relaciones con los demás y teniendo en mente en qué posición psicológica se encuentra dentro de la noción de inferioridad y cómo se da su respectiva compensación. El individuo sólo puede contemplarse en conjunto de una unidad mayor, la sociedad y la comunidad humana. Por decir que sólo e relación con los demás, el individuo se convierte en persona, y para entender lo que pasa con una persona, hay que entender las relaciones que tiene con otros. De este modo la conducta no se concibe como algo intrapsíquico si no como un aspecto de la vida de esta persona respecto a otras. Y en la concepción de Adler, la comunidad constituye un marcó ético para que el acto humano pueda valorarse. La comunidad establece normas en las que le individuo se basa, pero es el conjunto de individuos quienes forman y revisan este marco normativo.
Conclusión.
            Dentro de ambas teorías encontramos un importante punto en común: la influencia de otras personas en el individuo determinan de manera total (según Adler) o parcial (según Freud) la personalidad de éste. Para Freud, las relaciones sociales no conciben una necesidad primaria, si no que de hecho atentan contra la naturaleza del individuo al crear un carácter que corrompe todas las resistencias del inconsciente. Para Adler en cambio, la relación social es, más que un instinto primario, el determinante principal por el cual una persona compensará de manera buena o mala su sentimiento de inferioridad. El desarrollo de las relaciones sociales, en mi humilde opinión, es un serie de procesos determinantes y determinados, para y por la personalidad de un individuo, pues nunca existe la total y completa exclusión del ámbito social.
Bibliografía:
Freud, S. (1921) Psicología de las masas y análisis del Yo. Obras completas. T. IX. Santiago Rueda. Buenos Aires. Recuperado de: http://so000260.ferozo.com/pdf/freud_masas.pdf

Herrera, M. (2000) LA RELACIÓN SOCIAL COMO CATEGORÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, núm. 90, pp. 37-77. España.

Izquierdo, M. (1996) El vinculo social: una lectura sociológica de Freud. Papers, 50. pp.165-207. España.
           
Oberst, U. (2004) LA PSICOLOGÍA INDIVIDUAL DE ALFRED ADLER Y LA PSICOSÍNTESIS DE OLIVÉR BRACHFELD. Revista de Neuro-Psiquiatría, 67- pp. 31 - 44. Perú.

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